Es una situación que muchas familias viven: hablar con una vecina, amiga o conocida y escuchar que su peque duerme toda la noche del tirón mientras el tuyo sigue despertándose varias veces. Esa comparación puede ser frustrante y hacerte sentir que estás haciendo algo mal. Pero, ¿realmente es así? La respuesta corta: no.
En este artículo, vamos a desmontar los mitos más comunes sobre el sueño infantil, establecer expectativas reales y darte herramientas prácticas para que entiendas mejor el descanso de tu peque y cómo acompañarlo en su propio proceso.
Cada peque es único
Lo primero que debes saber es que el sueño infantil no es lineal ni predecible. Es un proceso evolutivo influenciado por múltiples factores como la biología del peque, su temperamento, la forma en que gestionamos sus despertares y su nivel de desarrollo.
Por ejemplo, los ciclos de sueño de los peques son mucho más cortos que los de los adultos, de apenas 30 a 45 minutos. Esto significa que, si no han aprendido a enlazar un ciclo con el siguiente, es probable que se despierten con frecuencia y necesiten tu ayuda para volver a dormirse. Además, los hitos del desarrollo, como aprender a gatear o caminar, también pueden revolucionar su sueño.
Mitos comunes sobre el sueño infantil
A menudo, la desinformación y los consejos bien intencionados pero incorrectos pueden empeorar la situación. Aquí te dejamos algunos de los mitos más comunes:
- “Si no duerme toda la noche, estás haciendo algo mal”. Esto es completamente falso. Lo estás haciendo lo mejor que sabes, y el hecho de estar buscando información ya dice mucho de ti como mamá o papá.
- “El biberón de cereales le hará dormir mejor”. Los cereales pueden generar una falsa sensación de saciedad y un pico glucémico posterior que tu peque no necesita para dormir.
- “Si lo coges en brazos, se malacostumbrará”. Los peques necesitan contacto físico, confianza y seguridad, especialmente durante los primeros meses de vida.
- “Llevarle toda la tarde al parque hará que duerma mejor”. El exceso de actividad física puede generar sobrecansancio y dificultar la conciliación del sueño.
- “Si no duerme siesta, dormirá mejor por la noche”. Las siestas son fundamentales para regular el sueño nocturno. Un peque sobrecansado dormirá peor y tendrá más despertares.
Herramientas prácticas para acompañar a tu peque
Ahora que hemos desmontado algunos mitos, pasemos a las herramientas que realmente pueden ayudarte:
- Observar a tu peque. Aprende a leer sus señales de sueño, como bostezos, frotarse los ojos o desinterés por su entorno. Esto te ayudará a identificar el momento ideal para llevarlo a dormir.
- Crear un ambiente adecuado. Asegúrate de que su habitación esté oscura, con una temperatura y humedad adecuadas. Si hay ruido, considera usar ruido blanco para ayudarle a conciliar el sueño.
- Establecer una rutina constante. Las rutinas dan calma mental a los peques y les ayudan a anticipar lo que viene. Sé constante y repítela cada día.
- Tener paciencia con las transiciones. Cambios como pasar de tres a dos siestas son normales y pueden generar caos durante unos días. Mantén la calma y evita crear nuevas asociaciones de sueño durante estos períodos.
- No compararte. Cada peque es único. Enfócate en sus avances y en lo que funciona para tu familia. Compararte solo genera frustración.
Enfócate en ti y en tu peque
Cuando alguien te diga que su peque duerme “toda la noche”, rasca un poco más. Muchas veces, esos despertares que requieren intervención se minimizan o no se cuentan.
En lugar de compararte, enfócate en tu peque, en su ritmo y en lo que le funciona a él y a tu familia. Si necesitas más ayuda, considera consultar con profesionales del sueño infantil. Y recuerda, el sueño de tu peque sí se puede mejorar.
¡Gracias por leer y por buscar lo mejor para tu peque! Si quieres herramientas concretas, no olvides descargar la “Plantilla del Sueño Infantil”, un recurso gratuito que te ayudará a identificar áreas de mejora en el sueño de tu peque.
¡Tú y tu familia os lo merecéis!