En este artículo, abordaremos una pregunta común que surge entre los padres: ¿por qué mi bebé se despierta tan temprano todas las mañanas? Exploraremos los biorritmos del sueño y cómo influyen en los patrones de sueño de los bebés. Comprender estos ritmos naturales es clave para adaptar nuestras rutinas y proporcionar un descanso de calidad tanto para los bebés como para los padres. Acompáñanos mientras exploramos los biorritmos relacionados con el sueño y descubrimos cómo ajustar las rutinas para un mejor descanso.
El papel de los biorritmos en el sueño:
Nuestros cuerpos experimentan ritmos biológicos naturales y cíclicos a lo largo del día, conocidos como biorritmos. Estos ritmos son influenciados por factores internos, como nuestro reloj biológico, y factores externos, como la luz solar y nuestras actividades diarias. En el contexto del sueño, existen dos biorritmos principales: el ritmo circadiano y el ritmo ultradiano.
El ritmo circadiano es responsable de regular nuestros patrones de sueño y vigilia. Está influenciado por la luz solar y nuestras actividades diarias. En los adultos, este ritmo nos hace sentir más alerta durante el día y propensos al sueño durante la noche. Los ritmos circadianos también existen en los bebés y desempeñan un papel crucial en sus patrones de sueño.
El ritmo ultradiano se refiere a los ciclos de sueño más cortos que ocurren dentro del ritmo circadiano. En los adultos, estos ciclos se producen aproximadamente cada 90 minutos, mientras que en los bebés, son de alrededor de 30 a 45 minutos. Estos ciclos permiten experimentar diferentes fases del sueño y son fundamentales para un descanso reparador.
Los biorritmos del sueño en los bebés:
Es importante tener en cuenta que los bebés tienen ritmos ultradianos más cortos que los adultos. Esto significa que es común que se despierten varias veces durante la noche. Algunos bebés pueden tener siestas cortas de solo 30 minutos debido a su ritmo ultradiano más breve. Conforme los niños crecen, sus ritmos ultradianos se acercan a los 60 minutos, y a medida que continúan su desarrollo, se asemejan más a los ritmos de los adultos.
Hasta los tres o cuatro años, es normal que los niños se despierten temprano, alrededor de las 6 o 7:30 de la mañana. Esto se debe a su ritmo natural y a la evolución de su ritmo circadiano. Cada niño es único, y algunos pueden comenzar a despertarse más tarde alrededor de los tres años y medio o cuatro años.
Aceptando los biorritmos y ajustando rutinas:
Es comprensible que despertarse tan temprano no sea ideal para los padres, especialmente cuando nuestras rutinas sociales y laborales se extienden hasta tarde en la noche. Sin embargo, es importante tener en cuenta las necesidades fisiológicas de los niños y adaptarnos a sus ritmos
Una de las conclusiones más importante sobre este tema es:
No es cierto que si acuestas a tu hijo más tarde, se despertará más tarde. De hecho, ocurre todo lo contrario.
Esto puede provocar tres cosas habituales del sobrecansancio:
- Una conciliación del sueño nocturno más larga para lograr dormir. Es decir, la típica situación en la que tardas una hora en que se duerma por la noche.
- Despertares nocturnos. Un niño sobre cansado tiende a despertarse más veces durante la noche.
- Despertares tempranos al inicio del día. Hay que tener cuidado si se despierta a las cinco de la mañana y no quiere volver a dormir. Ahí hay un problema.La mayoría de las veces, esto se debe al sobre cansancio.
¿Pero se puede hacer algo al respecto?
Sí, puedes hacer algo similar a cuando se produce un cambio de horario de invierno a verano, o viceversa, para que todos nos adaptemos a ese nuevo horario y rutina. Puedes hacer algo siempre y cuando el niño esté en casa, es decir, no se vea condicionado por horarios de comidas, meriendas y actividades en la escuela, guardería o colegio. Si el niño está en casa, sí puedes hacer algo al respecto.
Puedes retrasar todas sus rutinas en 24 horas, de la misma manera que cuando se produce un cambio de horario. ¿Cómo puedes hacer esto? Puedes retrasar cada día unos 15 minutos, 20 minutos o media hora, según cómo se vaya adaptando tu hijo, todas sus rutinas. Es importante este matiz, ¡todas sus rutinas! tanto el desayuno, la actividad, la merienda, las siestas… todas.Y cuando digo todos, me refiero no solo a la hora de acostarse, porque eso no funciona por sí solo. Lo mismo se repite al día siguiente, retrasando de 15 a 20 minutos o media hora, dependiendo de cómo se adapte tu hijo. Pero lo importante es que lo vas a adaptar gradualmente a este retraso en todas sus rutinas.
¿Cuándo no puedes hacer nada?
No puedes hacer nada si tu hijo va a la escuela o guardería y simplemente lo acuestas más tarde.El ritmo biológico natural que tenemos en nuestro cuerpo no funciona de esa forma. Funciona a través de la regulación de factores externos e internos, como la secreción de hormonas y la regulación del sistema nervioso central, que están estrechamente relacionados con las actividades, la alimentación y el descanso diurno.
Entonces, si tu hijo va a la escuela o guardería, no puedes cambiar su merienda ni su actividad de la mañana ni por supuesto, no la hora de comer ni la siesta.
En cuanto a las vacaciones, que no están muy lejos, es una de las preguntas que siempre me hacen. Me preguntan: “¿Cómo vamos a hacerlo ahora en vacaciones con este calor, nos gusta salir cuando el sol baja un poco”‘ Como dije antes, si tienes la capacidad de tomarte más vacaciones de lo habitual, ya sea porque eres maestro o tienes flexibilidad en tu trabajo o porque cuentas con el apoyo de la familia, entonces puedes ajustar el horario si tu hijo se adapta bien. Pero si no puedes hacerlo y tus vacaciones se ciñen a 15 días, mi consejo es que el niño siga su ritmo y sus rutinas, y que tú adaptes las tuyas. Es decir, si puedes contar con la ayuda de los abuelos u otras personas de confianza para cuidar al niño en su hora de dormir, será mejor para todos.
Quiero que tengas en cuenta algo muy importante.
Estos consejos que te doy son para niños que ya duermen toda la noche, que descansan adecuadamente y tienen una buena regulación del sueño diurno, es decir, sus siestas. Esto no funcionará si tienes un niño que sigue despertándose. En ese caso, debes evaluar la situación con calma.
Recuerda que los despertares antes de las 6 de la mañana deben ser evaluados, y si tu hijo se despierta a las 8:30 o nueve de la mañana, también es necesario evaluarlo, incluso si parece que todo está bien. Al menos, estate atento, porque está fuera de lo habitual para su edad.
Recuerda que tienes dos recursos gratuitos en esta misma web (www.aliciamarques.com) Uno de ellos es la Tabla de Promedios del Sueño para bebés de 0 a 5 meses, donde puedes ver cuánto sueño diurno, cuántas siestas y cuánto sueño nocturno debe tener tu hijo según su edad.
Y por otro lado, tienes la Plantilla del Sueño Infantil, que abarca desde los 6 meses hasta los 6 años. Puedes ingresar la edad de tu hijo, sus horarios de despertar y siestas, y la plantilla te indicará si tiene un buen sueño nocturno y diurno, y si sus siestas se están realizando en los horarios adecuados para su edad.