Hoy me ha llamado mi amiga Diana. No sé si te acuerdas de esta historia que hice una publicación en Instagram alrededor de finales de junio. Te voy a hacer un resumen. Mi amiga Diana tiene dos peques, Luis, que tiene 4 años y Javier, que en junio tenía 2 años y 3 meses. Y ella me llamó para preguntarme consejos para pasar a Javier de la cuna a la cama. Yo no sé qué nos pasa cuando empiezan a tener los dos años y un mes, dos años y dos meses, pero nos entran las prisas con esto de pasarlos a la cama. Me imagino que con el hecho de que sean unos peques grandotes, que ya empiezan a andar súper bien y que empiezan a decir sus palabras y a expresarse, nos da la sensación de que ya no son tan bebés y que tienen que ir pasando a la cama.
Y además, seguro que tú también tienes esas maravillosas consejeras, las abuelas, los abuelos, las tías o incluso amigas que te van diciendo «Este niño ya es muy grande, tienes que pasarlo a la cama» pero espera un poco que te voy a dar algunos consejos.
El caso es que Diana en ese momento me llamó porque se acordaba perfectamente de cuando había pasado a Luis, su mayor, a la cama:
– cómo se le trastocó todo este mundo del dormir.
– no le concilio al sueño bien
– empezaba a levantarse de la cama, iba a la habitación de los padres
– muchos despertares por la noche.
Vamos, todo un drama. Ya te lo puedes imaginar. Así que lo que ella quería es que se pudiera evitar ese momento con Javier. Y yo me puse a detallarle mis consejos más valiosos para este momento:
1)No le pases a la cama si tiene menos de 2 años y medio. Y es que nuestros peques, que están alrededor de los dos años, no tienen esa capacidad de atender a las directrices de ahora es hora de dormir y quédate en la cama tranquilo sin que te levantes, sin que empieces a jugar, sin que vayas a dar un paseo hasta la habitación de papá y mamá.
El caso es que nos pensamos que nuestros pequeños ya son mayores, pero no lo son tanto. También es verdad que no todos los niños maduran de la misma manera y no todos los niños tienen las mismas capacidades ni tienen la misma atención y conciliación en el momento del sueño. Eso es cierto. Con esto te quiero decir que puede ser que tú pegue con dos años y dos meses, lo pusieras en la cama y todo funcionara bien. Pero yo ya te estoy hablando de que no juegues a la lotería, que si tú quieres que todo continúa bien, yo te voy a dar los consejos mejores para estos niños que a veces no se adaptan tan bien a los cambios.
2)Otro de los grandes miedos que tenía en ese momento Diana era a ver si se va a lanzar de la cuna. A ver, no te digo yo que a lo mejor no tengas un gran trepador, pero habitualmente es muy complicado que el niño se lance de la cuna, a no ser que realmente sea un niño extremadamente alto. Aún así, entiendo que te preocupes. Yo también tengo un beque de dos años y medio y es un trastito que va trepando por todos sitios.
Por eso creo que lo mejor es que cuando le mantengas en la cuna y a él le pegue el ataque de que se quiere salir o que tenga en ese momento alguna rabieta que sabes que estás en la edad de las rabietas, tú ponle cojines alrededor de la zona de los barrotes y así seguro que te vas a quedar más tranquila.
El caso es que Diana lo hizo súper bien con Javier porque estuvo esperando, pero las vacaciones, aunque habían sido bastante buenas, tuvieron un pequeño momento de tener a Javier en una cama. Esto lo que hizo es que Javier, cuando volvió a casa después de las vacaciones y vio la cuna, dijo que ahí él ya no se quería meter. Y cada vez que intentaba ponerle en la cuna, tenía una rabieta que duraba mucho tiempo y tampoco es plan de pasarlo tan mal. Pero claro, ahora tenemos a un Javier que acaba de empezar la escoleta y que está durmiendo por primera vez en una cama. ¿Qué le está sucediendo a Javier y es totalmente normal?. Está teniendo dos de los cambios más importantes de esta edad, que es, estoy iniciando la escoleta, con lo cual tengo que volver a adaptarme a todos los momentos, a todas las siestas y a todas las rutinas y horarios de escoleta.
Y además, estoy en una cama, con el hándicap de que Javier tiene la cama justo al lado de la cama de su hermano. ¿Qué más le va a apetecer a Javier que jugar con su hermano mayor? ¿Qué es lo que les gusta más a los hermanos durante todo el día?, imagínate durante la noche.
A Javier simplemente le está pasando lo mismo que le pasan a los peques cuando empiezan a gatear o cuando empiezan a ponerse de pie. Quieren estar practicando todo el rato. Les encanta enseñar a ti en ese momento que tú te vas a dormir, lo mayores que son y cómo van cambiando y cómo van madurando. Por lo tanto, es normal que Javier entre en la cama y quiera jugar con su hermano, quiera levantarse y quiera enseñar todo lo que está haciendo como mayor nuevo que dormir en una cama antes de conciliar el sueño.
Pero igualmente, Diana, también te voy a dar algunos consejos:
Donde tú ves que puede haber un problema y es el compartir habitación con su hermano, que al final empiezan a jugar, vamos a coger a ese hermano y hacerle parte del equipo de la familia para que nos ayude a que Javier concilie mejor el sueño por las noches.
Lo mejor que podemos hacer con Luis y con Javier a la vez es montar una tabla de rutinas, pero la montáis juntos. Primero vas a preguntarles qué opción prefieren para irse a dormir. Es decir, «chicos, ¿qué os apetece más? ¿Vamos primero a hacer bañito y luego cenar? ¿O cenar y luego bañito?»
Yo, Diana, ya sé que tú tienes todas tus rutinas establecidas. Al final te estoy dando una opción. Si tú siempre prefieres que el bañito sea antes, lo único que te digo es que dentro de sus rutinas, dale opciones limitantes para que puedan elegir.
Por ejemplo, «Oye Luis, ¿sabes qué podemos hacer? ¿Qué te parece si justo después de cenar nos lavamos los dientes? O ¿tú prefieres que los dientes se laven justo antes de ir a la cama? ¿A qué juego tranquilo quieres que juguemos antes de irnos a dormir?«
Porque ya sabes que en estos momentos que están tan excitados, otro de los grandes consejos es nada de pantallas dos horas antes de irse a dormir. Que elijan ellos un juego tranquilo. Esa tabla de rutinas la tenéis que ir dibujando juntos y que ellos la coloreen, por ejemplo. Y sobre todo que tome el papel de hermano mayor que ayuda a los papás a que su hermano pequeño concilie el sueño.
«Tenemos la misión todos juntos para que Javier concilie el sueño mejor. Vamos a hacer la tabla de las rutinas y así me vais a ayudar«.
Cuidado que con las tablas de las rutinas no creo en esto de pegar los «gomets». Al final creo que ni en los premios. Creo que al final el niño se basa solamente en conseguir el premio que no en conseguir cada uno de los pasos que van a ir haciendo. Por lo tanto, es una tabla de rutinas que simplemente cada vez que se vayan haciendo, puedes coger una tarjetita de las rutinas y tener esa rutina pegada con doble celo y la vas quitando del papel de las rutinas como rutina hecha y ya está, como si fuera un juego. Al final los niños aprenden jugando y sobre todo si los vas a hacer partícipes se van a sentir muchísimo mejor. De todas formas, lo más importante ahora es que Javier también ha iniciado la guarderia. Necesita adaptación.
Por lo tanto, te aconsejo que esperes primero esta semana a que se adapte un poco a la guarderia y luego, una vez estabilizados todas sus rutinas y sus horarios, sus nuevos amiguitos, todas las novedades que tiene este año escolar, después inicias con Luis la tabla de las rutinas juntos.
Si quieres, puedes imprimir el dibujo de un cepillo de dientes, el dibujo de un cuento y que ellos vayan eligiendo en qué orden lo ponen y que sean ellos quienes lo coloreen para que se sientan partícipes y para que ellos sientan que están eligiendo el cómo se van a ir a dormir. De hecho, también les puedes decir si quieren elegir un peluche para irse a dormir. Al final, lo que creáis vosotros que más se puede adaptar a cómo son ellos y cómo se pueden sentir más seguros y tranquilos y que sientan que ellos también están tomando la decisión de cómo se van a dormir. Y ya verás que yendo por aquí poco a poco, Javier se va a adaptar mucho mejor y lo va a hacer todo mucho más tranquilo. Que por cierto, no os he dicho que Diana tiene mucha suerte, porque es verdad que a Javier le cuesta conciliar el sueño, pero luego le duerme toda la noche.
Así que solamente le queda un poquito más para tener un mundo del buendormir perfecto.
Espero que estos consejos que le he dado a Diana también te sirvan a ti. Y si tienes un peque que está alrededor de los dos años y medio y aún está en la cuna, no tengas ninguna prisa para cambiar la cama. Tú no te preocupes que cuanto más mayor sea, más preparado está y será todo más tranquilo para toda la familia.