Este post es un poco diferente porque no me voy a fijar en tu peque, sino en ti, su madre. Si estás leyendo esto y eres un padre, por favor, no dejes de leer todo lo que viene a continuación te ayudará a que veas a tu pareja de una forma más especial.
Lo dicho, que me voy a fijar en ti, su mamá, por supuesto, tendrá relación con el sueño de tu bebé, pero quiero dedicarlo en especial a muchas mamás que han pasado por mi trabajo y quiero que si tú lees esto sepas que todas tenemos mucho en común. Y sí, he dicho todas tenemos, porque también me pasa a mí. Te recuerdo que soy mamá de dos loquitos.
Desde que eres madre se instaura en ti la culpa, la maldita culpa que no sabíamos que tanto podía molestar hasta que nos volvemos madres. A veces, incluso, se puede asentar desde que estás embarazada. Tienes un embarazo gemelar y tú tienes los peques nacen antes de lo previsto y son prematuros. ¡Pum! La culpa. ¿Por qué mi cuerpo no ha podido tenerlos más?
Seguro que les pasa algo malo por mi culpa. También puede ser que nazca tu peque y quieras alimentarle en lactancia materna. Pero no se está enganchando bien al pecho. ¡Pum! La culpa. Algo estoy haciendo mal. Mis pezones no están bien. Mi pecho no fabrica suficiente leche, etcétera, etcétera. O puede ser que estés dando lactancia en fórmula, biberones, pero que tiene muchos gases y te han dicho que cuando está comiendo es que le entra mucho aire. Pum, la culpa. Esto es porque no hago lactancia materna. Esto es porque no he comprado el biberón adecuado, etcétera, etcétera.
¿Te suena? Te voy a contar un secreto.
Todas, absolutamente todas nos sentimos así. La culpa viene y se queda y te hace darle vueltas a todo y echarte las culpas de lo que para ti no es una maternidad maravillosa. Pues bien, quiero que quede esto claro.
No eres culpable de nada.
Si eres una persona que se preocupa por su bebé, que le da sus necesidades básicas, no eres culpable de nada. Si lo haces lo mejor que sabes o que puedes, no eres culpable de nada. ¿Y por qué digo esto? Pues porque me encuentro con muchas mamás que cuando sus bebés no duermen bien se echan toda la culpa.
Y ojo, que yo fui la primera que me echaba todas las culpas cuando mi Nico era un gran maldormidor. Y eso es normal, porque aquí nuestras hormonas no nos ayudan nada porque nos hacen tener idas y venidas emocionales y porque es algo que está dentro de nosotras y que tenemos que aprender a controlar.
Quiero que tengas muy claro que si estás acudiendo a mí o a cualquier profesional para mejorar cualquier situación que crees que no está del todo bien, lo único en lo que te convierte es en una madre preocupada por el bienestar de su hijo, no en la culpable. En el caso específico del buendormir, que es al final por lo que estás leyendo este post, nosotras tenemos otro hándicap respecto a nuestros peques y son nuestras hormonas. Hay un tema hormonal-emocional muy fuerte que hace que ellos estén más «alterados» en nuestra presencia. Y digo alterados entre comillas, porque no tengo muy claro cómo denominar este término en cuanto a la sensación que siente ese bebé o ese pequeño.
Pero tú imagínate lo fuerte que son las hormonas de una mujer que solo con tener a cuatro compañeras de trabajo se nos alinean las reglas.
¿Te puedes hacer una idea de la bomba hormonal que somos cuando tenemos a nuestro bebé? Piensa que nosotras nos ponemos en modo crianza y, no es un término que esté de moda para decir que somos madres, es un cambio a nivel cerebral que se ha confirmado en los últimos estudios científicos, que ya hablaré más explícitamente sobre este estudio y sobre todo el cambio a nivel cerebral que pasamos en otro post.
Con esto quiero decir que sí que somos una bomba hormonal y muchas veces nuestros peques se alteran más con nuestra presencia. Y sí, eso les puede ayudar a estar más alterados a la hora de conciliar el sueño. Es cierto.Pero no pasa nada porque tú puedes variar esas emociones. La calma. La famosa calma que doy como consejo en muchos o en casi todos los episodios del podcast y en todos los contenidos que publico hablando de las emociones. Te recuerdo que tu bebé tiene sus neuronas espejo a pleno rendimiento. Esas famosas neuronas espejo le van a permitir en un futuro generarle la empatía pero, mientras tanto, lo que hacen es tomar como propias las emociones del que tengo delante y sobre todo si es uno de mis referentes, mamá o papá.
No es que papá esté exento de toda la relación con las neuronas espejo y no le traspase las emociones pero, es verdad, que nosotras solemos ser más inestables a nivel emocional por un tema hormonal. ¿Y qué podemos hacer? Pues, calma. Estar en estado de alerta todo el rato no te conviene nada. Concebir la hora de irse a dormir de tu peque como «Dios mío, qué agobio, yo no sé qué noche me va a tocar hoy» no te ayuda nada ni ti ni tampoco a él.
Agitarle en las siestas cuando tus pulsaciones están alteradas porque estás escuchando su llanto y tú a nivel cerebral estás preparada para alterarte y ponerte en alerta cuando escuchas el llanto de tu bebé y tú le sigues agitando para que se duerma, no hará que se duerma. Eso no significa que lo estés haciendo mal. Lo estás haciendo todo lo bien que sabes y que puedes.
Pero para esto estás escuchando leyendo este post, para que te dé algún consejo.
- Primero, pide relevo. Siempre que puedas y que estés a alguien a tu lado, sea papá, la abuela, una chica que te esté ayudando, una amiga, una hermana, pide relevo.Así tú tendrás un momento de calma, podrás respirar, pensar en aquello que te genera calma. Y además tu peque hará un cambio de persona. Y esa otra persona no es su madre y no tiene la bomba hormonal que tienes tú.Luego, cuando ya estés más calmada, vuelve con él.
- Por la noche, concibe su hora de irse a dormir tranquila. Olvídate de la noche que te va a tocar. ¿Qué va a suceder? Porque pensar en ello no te ayuda en nada. Recuerda que nuestro cuerpo reacciona igual ante lo malo como ante el pensamiento de que va a suceder eso malo. Es decir, a nivel hormonal se generan las mismas dosis de cortisol en tu cuerpo si te sucede ese llanto de tu bebé que te está alterado, como si piensas en esa mala noche llena de llantos de tu bebé, con lo cual, el hecho de estar pensando «vaya noche que me espera» «no sé qué me voy a va a suceder hoy», ya te está generando toda esa parte hormonal que no te ayuda nada ni ti ni ayuda nada al pequeño.
Ojo, que yo sé que todo esto no es nada fácil.
Yo era la primera que estaba todas las noches pensando «Dios mío, a ver qué noche me va a tocar hoy», porque es muy duro. Es muy duro no dormir. Se pasa muy mal y sobre todo cuando llevas muchas noches continuadas, se hace muy largo. Pero inténtalo.
Ahora que sabes cómo puede incidir en la parte emocional de tu bebé o cómo puede llegar a alterarle, inténtalo. Has leído esto, sabes lo que puedes hacer, respira, piensa en ese momento que te genera calma. Por lo menos, inténtalo.
Simplemente, recuerda, quiero que te quedes con estos dos conceptos de este post.
No eres la culpable de nada.
Cuídate y calma.